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Thursday, March 14, 2013

Contigo, pan y cebolla Celebración de la cubanía


Elenco de 'Contigo, pan y cebolla' Micheline Calvert (izq), Carlos Alberto Pérez, Yvonne López Arenal, Liset Jiménez y Andy Barbosa.

Foto: José A. Iglesias / El Nuevo Herald

Contigo, pan y cebolla 
Celebración de la cubanía

Habey Hechavarría Prado
Especial/El Nuevo Herald

La representación de Contigo, pan y cebolla, texto emblemático de la dramaturgia insular, que presentan Akuara Teatro, La Má Teodora y el Archivo Digital de Teatro Cubano de la Universidad de Miami, ofrece al público de la ciudad una agradable e íntima celebración de la cubanía.

La pieza costumbrista escrita por Héctor Quintero, ahora bajo la dirección de Alberto Sarraín, conserva su proyección cómica y vernácula en un montaje que respeta la estructura original de tres actos. De este modo, incorpora breves entreactos propiciando el descanso, la socialización y el acompañamiento reflexivo. Excelente decisión para una obra centrada en un tema medular del teatro cubano: la familia como metáfora de la sociedad.

La historia se ubica en Cuba, durante la segunda mitad de la década del 1950, y narra casi tres años y medio del enfrentamiento de una familia con sus dificultades materiales. Los esfuerzos de Lala y de su esposo Anselmo junto a sus hijos, Lalita y Anselmito, y a Fefa, hermana de Anselmo, tejen un argumento con numerosos atractivos, entre los que destacan las maniobras de Lala para simular cierto nivel económico y vivir por encima de las posibilidades que permite el ínfimo salario de Anselmo. A pesar de los esfuerzos familiares, una burlona fatalidad gobierna los sucesos y provoca situaciones que el director de la obra transforma en contrastes de aliento tragicómico, o agridulce, semejantes a los sabores y sinsabores de la existencia.

Desde el punto de vista escénico, la veneración del texto original jerarquizó dos lenguajes artísticos: el diseño escenográfico y las actuaciones.

El primero sugiere la época, apoyado por la iluminación y el vestuario, a través de la típica sala de una ecléctica casa habanera con paredes despintadas y húmedas, fotos vetustas, un mobiliario gastado y adornos raídos. Contrasta el uso anacrónico de un refrigerador que más bien recuerda los que todavía abundan en Cuba. Nos conmueve la imagen de una pobreza que no solo es humildad “de antes” sino estampa de la vida actual en amplios sectores del pueblo cubano.

Las actuaciones consiguen diferentes niveles de eficacia que, en especial, equilibran las interpretaciones femeninas. Micheline Calvert (Fefa) trabaja con sutileza y mesura un personaje secundario pero determinante por su incidencia dramática y comicidad. Yvonne López Arenal (Lala), actriz y directora general de Akuara Teatro, despliega con inteligencia la caracterización de una madre sacrificada con la cual consigue emocionarnos. Y Mabel Roch (Fermina, la vecina impertinente) acentúa el tono humorístico a partir de una interpretación que incursiona en la parodia con aliento farsesco.

El director incluye momentos musicales que conectan realidad e irrealidad mediante elementos de matriz melodramática. El bolero y las radionovelas, la literatura de Corín Tellado o los sueños empresariales de Anselmo cuando intenta vender sus “Durofríos Prieto” son signos de una lucha contra circunstancias e hilos que forman un destino adverso. Pero algo esencialmente cubano supera el infortunio. La familia decidió sobrevivir, permanecer y sonreír ante las dificultades, donde la esperanza y el amor serán las únicas certezas mientras no controlen las cuerdas de la historia. Y aunque parezca terrible, no lo es tanto gracias al vencimiento de una alegría profunda, la apertura hacia lo nuevo, la celebración de la vida. • 

Contigo, pan y cebolla todos los viernes, sábados y domingos en el teatro Akuara situado en el 4599 SW 75 Ave. Viernes y sábados a las 8:30 de la noche y domingos a las 5:00 de la tarde. Las entradas pueden reservarse en el teléfono 786 853-1283.