Fotos: Pepe Murrieta.
Demo: El día que me quieras. (Haga click en el enlace en rojo)
"El día que me quieras" de José Ignacio Cabrujas en Akuara Teatro: Sala Avellaneda.
Amigos, este viernes estrena el segundo elenco de "El día que me quieras" Marianela Pupo e Isaniel Rojas.
Reservaciones 786 8531283.Viernes y sábados a las 8 y 30 pm y domingos a las 6 pm.
Dirección y puesta en escena: Alberto Sarraín.
Dirección genearl de Akuara Teatro: Mario García Joya e Yvonne López Arenal
Elenco:
Elvira Ancízar Micheline Calvert
María Luisa Ancízar Yvonne López Arenal
Pío Miranda Larry Villanueva
Matilde Ancízar Yani Martín - Maríanela Pupo
Plácido Ancízar Léster Ernesto Martínez - Isaniel Rojas
Carlos Gardel Felipe Cartagena
Alfredo Lepera Christian Ocón
Elvira Ancízar Micheline Calvert
María Luisa Ancízar Yvonne López Arenal
Pío Miranda Larry Villanueva
Matilde Ancízar Yani Martín - Maríanela Pupo
Plácido Ancízar Léster Ernesto Martínez - Isaniel Rojas
Carlos Gardel Felipe Cartagena
Alfredo Lepera Christian Ocón
Sábado y domingo sigue el primer elenco con Yani Martín y Léster Martínez.
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Una disertación dramática sobre el caudillismo hispanoamericano y sus consecuencias
teatro
Habey Hechavarría Prado - www.TeatroenMiami.com
Fotos: Julio de la Nuez
Si algo me impresiona de El día que me quieras,
obra escrita por José Ignacio Cabrujas (1937-1995), que continúa
presentándose en Akuara Teatro, es, entre otras perspectivas, el
cuestionamiento irónico a la veneración al caudillo, una característica
fundamental de la cultura hispanoamericana. La intuición artística del
dramaturgo venezolano plasma con aire chejoviano, en esta obra de 1979,
varias referencias caudillistas a figuras políticas o patriarcales, e
íconos afines, como entidades que gobiernan la vida de personajes
cotidianos. Son pequeños seres manipulados por grandes figuras del poder
real o sublimado que, aún desde lejos, alcanzan el control de las
conciencias de quienes, incluso, les rechazan. En este caso, la familia
de los hermanos Ancízar nuclea una historia de desamor y desilusiones
donde la evocación de los caudillos se vuelve perceptible con excelente
técnica dramática y refinado sarcasmo literario.
La
llegada del cantante de tangos Carlos Gardel (Felipe Cartagena) a la
ciudad de Caracas, en la década de 1930, con la intención de ofrecer un
concierto único, desata ilusiones y suspiros. Sin embargo, Pio (Larry
Villanueva), novio eterno de María Luisa (Yvonne López Arenal), una de
las hermanas, solo tiene neuronas para sus delirios ruso-comunistas y
para la adoración a la figura del tirano sangriento Josef Stalin. Los
otros modelos patriarcales que Cabrujas introduce muy hábilmente son la
figura del pater familias Pablo Ancízar, el general
independentista cuya talla moral sustenta la condición de fundador del
clan y la referencia al dictador Juan Vicente Gómez, por entonces al
frente del gobierno nacional. Son cuatro íconos de un poder irracional
que mueve las voluntades y el destino de cada personaje.
La
influencia psicológica y cultural del caudillo, como ídolo al cual se
le atribuyen virtudes y facultades arraigadas en la mitificación
popular, solo se corporiza en el personaje de Gardel, mientras el resto
tienen una presencia importante pero referida. Y por tanto, los
personajes que conservan algo de objetividad, respecto a la irresistible
proyección de estos grandes líderes invasores del inconsciente
colectivo, tienen dentro de la pieza un status obstructor de la aceitada
maquinaria del adocenamiento. En el espectáculo ningún personaje asume
por completo tal dignidad, pero quizá Plácido y Elvira Ancízar,
respectivamente interpretados por Micheline Calvert e Isaniel Rojas,
tiene instantes de distanciamiento crítico. En lo que los personajes
sometidos a la influencia caudillista devienen comodines de una acción
que les arrastra como el fluir instintivo de la vida. La hermana menor,
Matilde (Marianela Pupo) y el acompañante del cantante, Alfredo Lepera
(Christian Ocón), ejemplifican esa dualidad de personajes dependientes,
etéreos, atractivos hasta el punto de despertar curiosidades.
Las
consecuencias del influjo de estos líderes carismáticos en la historia y
en la vida pública hispanoamericanas no necesitan descripción. Todavía
las leemos en la prensa plana y hasta sufrimos con la reproducción de
sus imágenes por televisión y otros medios. Quizá la propia Venezuela de
estos días se erige en modelo nefasto de esas sociedades con más
caudillismo que institucionalidad. Cabrujas, hombre de izquierdas, lanza
una crítica agudísima de terrible vigencia. Los frutos de la
preponderancia de los caudillos no solo se perciben en el entramado de
la sociedad sino en el interior de las familias donde los individuos
asumen con pasión la reverencia a cierto gran líder. Con el tiempo, el
gozo de estas personas tiende a transformarse en frustración, cuando
las vidas se desmiembran por el miedo, la falsedad y la
irresponsabilidad que generan los ídolos humanos y la falta de
libertades. Los personajes de la obra, llenos de anhelos e ilusiones al
principio, pierden el rumbo hacia la felicidad en la misma medida que
perdieron autonomía y control, que dejaron de vivir en la verdad.
La
puesta escena sugiere que el recuerdo de la visita de Carlos Gardel a
la casa de los Ancízar, será un momento memorable, aunque agridulce, con
el cual los personajes reforzarán la leyenda familiar. Pero este nuevo
motivo de adoración tiene menos impacto debido al desbalance entre los
dos actos. El primero, mejor elaborado que el segundo, abre algunas
perspectivas y sugerencias que después no se cumplen del todo. Una de
estas consiste en la preponderancia de la figura de Gardel, proclamada
por los personajes de manera insistente, reforzada por varias
composiciones escénicas, pero luego no concretada en el diseño del
carácter ni en la interpretación. Aunque el diseño de los personajes, en
general, quedó, en calidad de resultados, por debajo de una visualidad
escénica bien ubicada en época, creíble, bonita y eficaz alrededor de
una romántica glorieta, las actuaciones tienen un nivel muy decoroso.
Entre ellas, Larry Villanueva, enfundado en la imagen soviética de un
viejo bolchevique, destaca con su leve parodia psicológica del comunista
obcecado y patético, una interpretación difícil de olvidar.
Con El día que me quieras
el director Alberto Sarraín coloca en la cartelera de la ciudad una
representación agradable y lúcida a partir de otro título valioso dentro
del teatro hispano contemporáneo.
Akuara Teatro: Sala Avellaneda
Bird Road Art District
4599 SW 75 Ave
Miami FL. 33155
786 8531283