Virgilio Piñera destacó en el teatro del 2012
Chely Lima
Especial/El Nuevo Herald
Sin lugar a
dudas, entre lo más destacable que el 2012 trajo a las tablas miamenses se
encuentra una serie de obras del cubano Virgilio Piñera: su Aire frío, dirigida
por Carlos Celdrán para Argos Teatro; Los siervos de Teatro de la Luna,
dirigida por Raúl Martín; así como la versión libre de Electra Garrigó, El
juego de Electra, de Mephisto Teatro, adaptada y dirigida por Liuba Cid, y El
no, inspirada en el drama homónimo de Piñera, escrita por Gilda Santana para
Teatro Avante, y dirigida por Mario Ernesto Sánchez.
En todas y cada
una de estas piezas la talentosa atemporalidad de los argumentos de Piñera
cobró un nuevo aire, a tono con la actualidad que vivimos, y sus personajes
machacados por el absurdo hablaron fuerte y claro a través de sus parlamentos,
redivivos una vez más gracias a la maestría de actores, directores y equipos de
producción.
Tres obras
foráneas merecieron quedar en la memoria de nuestros espectadores por la
originalidad de sus puestas y sus textos: André y Dorine, creación colectiva de
Garbiñe Insausti, José Dault e Iñaqui Rikarte, de Kulunka Teatro, dirigida por
Ricarte, donde las máscaras y la expresión corporal hacen innecesarias las
palabras; Malinche-Malinches, creación colectiva de La Máquina de Teatro,
dirigida por Juliana Faesler, una ferviente defensa de la mujer dentro de la
historia y la cultura mexicanas, y la brevísima Superdotados que se presentara
en el Koubek Center como parte de Microteatro, escrita por Santiago Molero y
Miguel Alcantud, y dirigida por Alcantud, donde el absurdo celebra el misterio
de las voces interiores que habitan al hombre.
Para cerrar,
nombro otras dos piezas excelentes, estas del patio, y me estoy refiriendo en
primer lugar a esa amarga fábula de Abel González Melo, Nevada, que llevaron a
escena Akuara Teatro y La Ma Teodora, dirigida por Alberto Sarraín con una admirable
sobriedad que puso de relieve el dramatismo de la historia, y en segundo lugar
a Entre nosotros, de Jorge Félix Rodríguez, producida por ArtSpoken, donde
Yoshvani Medina hizo gala de su capacidad para montar en el marco del teatro de
arena una versión sobrecogedora que recoge y sintetiza todo el horror de las
guerras.•